Par de noches... ¡Y ya!

Una noche lluviosa, de esas que no pueden empeorar más. Allí estoy yo, empapada, con el maquillaje por el suelo, mi ropa de cuero que me costó tanto conseguir. Un parque desolado, a mitad de la cuidad, en horas tarde de la noche. ¿Qué puedo decir? De algún modo tengo que pagar mi deuda y esto no es el mejor trabajo, pero es rentable. 5,7, pelo largo castaño claro, blanca y no le he dado casi uso. Según mi amiga valgo más por eso. Par de noches y ya está, sigo con mi vida normal. Mientras, espero solitaria con la esperanza de trabajar.

"Señorita venga conmigo". Sin pensarlo dos veces entré en un carro oscuro, muy cómodo por cierto. No hice muchas preguntas, solo estaba el chofer y no tenía buena cara. me pidió que me vendara los ojos, parece que disfrutaré con alguien importante y de buen gusto. Si maaaami, si, si, si... desde que acabe en la farmacia te llamaré, descuida, ¡bay!... ¡Ay las madres! No me quita ni un ojo de encima, a veces creo que me persigue...

Por fin, luego de casi una hora estoy con mi cliente. Elegante, con unos cuarenta y tantos. Extraño que desee esta clase de servicios, me da hasta tristeza cobrarle. Yo como que lo he visto, pero no logro recordar. Me invita a una cena exquisita. Mariscos por doquier, creo que eso de allá es una langosta, la he visto en varios revistas de cocina, quien lo diría. Todo un galán, bebemos vino, aparentemente de buena clase. Música instrumental, igual que la emisora de E. León Jimenes. Si mi novio fuera así no peleáramos tanto, de eso estoy segura. Creo que me estoy enamorando... ¡Eso esta mal! No, solo es amable conmigo, nada más... tengo que controlarme, el vino será la medicina, flojita y cooperando. Guillermo me toma de la mano y me lleva por unas escaleras, no recuerdo la cena, ese vino debe ser mágico.

Su habitación es increíble. Velas aromáticas, pétalos de rosas rojas en mi cama, es decir, en su cama. Me cuesta imaginar que todo esto es para mi. Muy caballeroso comienza a besarme, es todo un encanto. Si me hubiera imaginado... uffff, cuanto cuarto! Me desviste, yo lo desvisto a el, hasta quedar ambos totalmente desnudos, iluminados por una luz tenue. No necesito dar muchos detalles pero me hizo suya. Mi primera experiencia, que delicia y me pagarán por esto. La perfección existe ¡Dios! Una noche agradable, con un hombre agradable, con el doble de lo que le cobré. Una noche digna de escribir. Quedará para mi historia. Me despido y comienzo una nueva etapa de mi vida...

- Anna, Mi niña, despierta. Ni te sentí cuando llegaste. Anoche te llamé para darte una importante noticia pero me colgaste. Tu padre me llamó anoche muy arrepentido. Luego de todos estos años. Le fue muy bien en el norte y viene de retirada. Sé que Guillermo cometió sus errores pero la gente cambia...

Anthony Imbert
Desde la mente de una p*ta...

Expresate! (2)

Cautiverio

Atrapado en un burbuja de oscuridad, sedienta de ver la vida, de ver la luz, de verte a ti. La luna ilumina mis pasos, que curioso que nunca la halla visto, imagino que debe ser hermosa, pues siempre la describes cuando te inspiras a escribir, antes de dormir, soñando en la terraza. He estado aquí atrapada. Comprendo que es por mi propio bien, aunque no sé por que no me dejas salir. Me alimentas día a día, me mantienes con vida, a veces pienso que me tienes aquí por que estas deprimida. Noto que lloras mucho y te quejas de la vida, te quejas de mi. No he hecho nada para merecer tus lagrimas, no son de felicidad, te quiero ayudar.

Últimamente solo escribes sobre tristeza, con cierto misterio y repudio a tus actos. Llevo ya seis largos meses atrapada en este olvido, me encerraste sin decir nada. En ese tiempo no estabas triste, es más, disfrutabas cada segundo, cada instante. Hasta que de repente cambiaste, ya no eras la misma, te encerrabas en la habitación y me hablabas esporádicamente, excusándote por los errores, congelando el tiempo.

Ayer me dijiste que por fin me ibas a liberar ¡Es la mejor noticia que me has dado! ¡Por fin podré salir de este agujero! Te prometo que te ayudaré a superar todos tus problemas, no te guardo ningún rencor por haberme hecho esto, sé que me amas y es lo importante. Te quiero. Todo saldrá bien, descuida, puedo ver el amanecer.

Abres la puerta lentamente. Creo que te has equivocado. Algo filoso trata de hacerme daño, aún no enciendes la luz. ¿Por qué ahora me torturas? Trato de entenderte pero no puedo. ¿A caso disfrutas verme sufrir? ¡Creo que ya comprendo! ¡Solo pruebas mi lealtad! Abres de nuevo la puerta y esta vez me sujetas, por fin podré salir de este cautiverio, de esta prisión inigualable. ¡Veo la luz por primera vez! Más objetos filosos me dañan mi cuerpo, no puedo articular, solo un grito silencioso. Pensé que me querías, que me amabas. Lástima que seis meses no fueron suficientes. Lástima que no podré iluminar la luna...

Anthony Imbert
Desde una mente abortada...

Expresate! (0)

Mi Legado

Lector, tú que te pierdes en el laberinto de tus pensamientos, que desconoces el origen de estas palabras, que curiosea a través de estas letras sin arte. ¿Por que lo haces? Perdiendo tu tiempo interpretando retazos de ideas, pasando la mirada imitando leer, sin querer encontrar la salida. Tú que desesperas en un texto abundante, que te pesa el simple hecho de plasmar tus memorias.

Escribir no es tan sencillo como aparenta. Es buscar dentro de mares olvidados las palabras justas para describir un momento que aún no se avecina o que simplemente ya se ha olvidado. Adivinando nuestros gustos, el juego de los escritos, paseando por un bosque de arena, encontrando espejismos de recuerdos. Eso es escribir, imitar la fantasía, adornar la realidad... La sutil musa contrapuesta en la historia.

Cuando leas esto ya seré invisible, invisible para todos ustedes. Habré dejado mi legado, conformado por mis ideales e instintos. Aún cuando no estoy en el presente, puedes conocerme por medio de estas letras autónomas. Me imagino escribiendo ahora mismo, inspirándome del amor, la vida, la sociedad... del infortunio. Lástima que no pueda estar a tu lado, siendo tu amigo, riendo y llorando juntos, guiándote por el laberinto de mis palabras, de mis pensamientos, ayudándote a descifrar el gran enigma de mi razón...

Anthony Imbert
Desde el más allá...

Expresate! (0)

Amores de colegio...

Aún me cuesta olvidar la primera vez que nuestras miradas se cruzaron. Era el primer día de clases ¿Recuerdas?. Allí estabas tú, con una faldita un poco más corta de lo usual, dos botones sueltos adornaban tu blusa blanca, medias cortas y finas y unas zapatillas curiosamente no permitidas en nuestro centro. Tu cabello risado y castaño me cautivó desde aquel momento. Cada vez que girabas, soñaba con que tu hermoso pelo exploraba cada uno de mis sentidos, mis deseos. Siempre sobresaliste del salón. En cada una de tus ocurrentes intervenciones captabas toda mi atención. Con una voz dulce y tierna, un tono únicamente celestial.

Recuerdo nuestro primer momento, fingí que era un error, solo para poder sujetarte de tu diminuta cintura, sentimos esa fuerte conexión, un impacto mutuo, sé que me deseaste. En un receso de aulas silenciosas, nuestros labios se encontraron por primera vez, temblabas de la emoción, un instante imposible de borrar, de suprimir. Luego, me buscabas diariamente. Exploramos todos los rincones posibles de aquel lugar, momentos en que eramos uno solo, momentos en que mis fantasías se volvían realidad, en que tus sentimientos se manifestaban. Acariciándote todo tu lindo cuerpo de princesita, mis manos perdían el control, dejándonos llevar por el éxtasis, por nuestra química inigualable.

No comprendo que te pasó. Pensé que me amabas, lo repetías incansablemente con la respiración entre cortada. Te repetía que no tuvieras miedo, que era normal nuestra relación oculta. Supongo que solo te dejaste llevar de tu inmadurez, de tu falta de experiencia. Aún así me alegro de nuestras aventuras, no me arrepiento, una y otra vez volvería a repetir nuestros instantes de pasión. No te preocupes, no te guardo ningún rencor, sé que a los doce añitos, no sé tiene un buen juicio, descuida, te perdono. Mientras, sigo aquí, cumpliendo sentencia por ser seducido por una hermosa y tierna princesita, mi alumna preferida...

Anthony Imbert
Desde la mente de un verdadero pederasta.

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Momentos...


Momentos que vienen, momentos que van. Momentos similares aunque altamente únicos, momentos sinceros, resplandecientes, diáfanos. Momentos inolvidables, momentos excepcionales, momentos especiales. Momentos que permiten nuestra unión, momentos que nos destinan a estar juntos. Momentos que no existirían si tu presencia, momentos que se desvanecen sin tu esencia. Momentos en que no puedo dejar de pensar en ti.

Momentos que congelan tu sonrisa. Momentos inigualables, como cuando juegas con tu pelo y das esa pícara mirada. Momentos alegres, felices, ingenuos. Momentos que enfrían nuestras diferencias, que calientan nuestras afinidades, momentos que dejan entrever nuestra mágica relación, que nos trasladan al país de las maravillas, del nunca jamás. Momentos de infinitos colores, de naturaleza viva.

Momentos que parecen azar pero siguen un patrón de grandezas. Momentos que nos permiten compartir juntos, día a día, la aventura de la vida. Momentos que nos pueden entristecer pero los únicos e inolvidables son los que determinan nuestro eterno compromiso. Momentos inteligentes, momentos reales, momentos ideales. Momentos que son la prueba irrefutable de que... de que el amor que por ti siento es completamente real, completamente sincero…

Anthony Imbert

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Recuerdos compartidos


Un satélite me da la bienvenida, una luna bella y abstracta, llena de impresiones y dudas. Enfoco mi mirada hacia lo profundo y allí estas, parodiando el maravilloso universo, confundiendo tu reflejo con la naturaleza, tu esencia sin igual. Solo puedo observarte a través de tus ojos, ojos tiernos, ojos celestiales. Me adentro a tu subconsciente, me lleno de conocimiento. Es una conexión difícil de expresar, de describir, de imaginar. Solo sucede, solo sucede con una persona especial. Tienes ese don único que permite explotar mis habilidades, mis intuiciones paranormales.

Puedo analizarte. Estoy dentro de tus recuerdos, no tienes ni la mínima idea de lo que hago, solo continúas existiendo, hablando de tus sueños y deseos, de tus metas, de tus objetivos. Entro a la recámara de lo olvidado, de tus recuerdos preferidos. Una hermosa ave vuela a lo alto de tu historia, de tu porvenir. Flotan las buenas intenciones, los sentimientos puros. Todos en la superficie, en un mar de ilusiones, un océano templado. Eres especial.

Nuestros recuerdos compartidos están a años luz. No te imaginas lo que me gustaría arriesgar por tan solo verlos juntos, en una misma dirección, en un solo sentimiento. Recuerdos inmortales yacen olvidados en tu galaxia de desechos, de tus desperdicios mentales. Por más que trato de encontrarlos no puedo. Todos los caminos llevan a lagunas mentales, espacios vacíos. Es lamentable, la aventura ha sido un completo fracaso. No logro encontrarlos, no logro palparlos. Simplemente se han desvanecidos, se han escapados. Estrellas fugaces difíciles de domar, pero no te preocupes, no es del todo tu culpa, tal vez no has olvidado, tal vez es solo que en este universo de colores nunca llegaron a existir...

Anthony Imbert

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