Escritos Literarios

Era una noche despejada. Se podía observar una hermosa nube de estrellas, llovía cometas mientras las fugases pintaban el cielo con sus figuras clásicas de constelaciones. Caminaba observando hacia arriba, admirando aquella obra maestra de aquel Gran Diseñador. Era simplemente impresionante. Paré por un instante y entre en un parque cercano. Rodeado de grandes robles que ya en la oscuridad daban cierta impresión de misterio. Tomo asiento en un banquillo, que lucia confortable. Al poco tiempo se me acerca una pequeña niña, con ropas gastadas, con los pies desnudos y con unos ojos que gritaban mientras eran evidentes las lágrimas que estaban apunto de salir. Mantuve una conversación de algunas pocas palabras, en lo que la chiquita me comentaba que había vivido desde siempre, sin compañía, en aquel parque desolado, comiendo de caridad, bebiendo de la fuente desatendida, protegiéndose de los insectos y animales abandonados. Con una gran pena y un poco sorprendido por aquella situación, le pregunto en donde pasa la noche. Luego de un breve suspiro me confiesa que duerme en un colchón de ramas, con una almohada de hojas y arropada por una frazada de estrellas. En ese preciso momento observa al cielo y con una gran sonrisa y ojos inocentes, me comenta: "Esta noche no pasare frío..."

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